Chulilla, la montaña rusa.
Por primera vez en este “curso biciclística” acudía a una carrera 15 días después de otra y es que lo habitual venía siendo ir de mes en mes, la verdad, no tenía previsto ir, pero el “ansia deportiva” y la necesidad de poner mi corazón a 200 ppm pudo conmigo y el pasado domingo a las 8:00 estaba ya en Chulilla ultimando los preparativos de la batalla. Era una incógnita mi estado de forma porque llegaba muy muy descansado, podría ir como una bala o podría arrastrar la lengua por todas y cada una de las piedras del camino, por suerte esta vez no me tocó agonizar.
Allí estábamos los de siempre o casi siempre, la vieja guardia naranja y nuestros tres galgos con doble nacionalidad ciclista, no menciono nombres pues ya se sabe quién son y probablemente solo lean esto ellos. Estaría bien que volviésemos a ser 15 en cada carrera, pero bueno es lo que hay, el que es ciclista es ciclista y el que es “partesofas” pues al final vuelve al sofá¡¡ jajaja.
Tras un largo enfriamiento (si si, enfriamiento, lo del calentamiento ya tan solo es un vago recuerdo de otros tiempos…), se da la salida y lo tengo muy claro, no sé como voy a responder y me conozco el recorrido del año pasado, así que salgo tranquilo, a guardar y a mitad carrera empezar a tragar dorsales. En los primeros 15 km, voy muy cómodo, podría tirar bastante más pero no tengo la seguridad de poder aguantar un ritmo uno o dos puntos superior hasta el final así que tiro de paciencia y voy esperando mi turno. Y mi turno llega en el Losar, conforme había previsto la gente revienta en ese punto, igual que el año pasado, la pendiente no es excesiva pero la carrera discurre por una losa de piedra muy incómoda pero donde adelanto a mucha gente, he subido un punto la intensidad y me veo bastante bien, no consigue seguirme nadie y eso me gusta mucho, me siento bien¡¡. Llega la bajada, adelanto a un par de corredores y llego abajo junto a otros dos, el terreno que queda es igual que el transcurrido, rompepiernas, repechos cortos, curvas cerradas, sendas, caminos rotos, todo muy ratonero donde no te puedes descuidar ni un momento, donde la cadena da avisos de crujir y los frenos y los cambios trabajan a destajo. Esto me gusta, asique decido no hacer amigos hoy y meto un punto más, acelero en cada repecho, en cada curva y poco a poco voy comiéndome dorsales, tal y como había previsto. Hice unos 7-8 km muy buenos, a muy buen ritmo, además las sendas, los repechos y los constantes cambios de ritmo, me gustan, me hacen disfrutar bastante y la sensación de ir bien me incitó a apretar las bielas y a gozar como un niño.
El último corredor que adelante, en las últimas sendas me fue poco a poco recortando terreno, pelee durante unos cuantos km de sendas porque no me pillase, pero un percance de un mtb requena, al cual le dio una rampa en el gemelo impresionante en una zona de piedras, me hizo detenerme un tiempo valioso, y al final me cazaron. En los últimos km, noté como a pesar de ir bien me faltaba un puntillo más de explosividad (iremos puliendo este aspecto próximamente), así que le deje un poco de margen para recuperar “dinamita” y sprintarle en la llegada en subida por las cuestas del pueblo (este año Pata Negra con final en la Fte Vieja?). Decir que subí a plato y dándolo todo, jugándome el puesto 54º contra dos corredores (si, un sprint es una forma maravillosa de meterse en la piel del gran Mario Cipollini, no perdáis estas oportunidades aunque vayáis el 900), los alcance y llevaba mas gas, pero no recordaba unas escaleras en mitad de una calle y casi me toca subir por ellas, 3 segundos perdidos, toda una lástima¡¡. Al final puesto 56º y 2:17h, contento, estamos en el buen camino.
--Diego 20º, Joaquín 28º, Luis 44º, Josefer 46º, El que escribe 56º, Josep 251º, Ernesto 340º, Alberto 341º--
Salud y virtud
XaVeS
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